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Dios te Salve, Reina y
Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios
te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea,
pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos, y, después de este destierro, muéstranos a
Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María! |
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Un Padre nuestro, un Ave Marias y una Gloria al Padre
para el Papa |
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Padre nuestro, que estás en
el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos
dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén |
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Dios te
Salve,
María, llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora
y en la hora de nuestra muerte. Amén |
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Gloria al Padre y al Hijo y
al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén. |
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