«Al llegar el día de
Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De
repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento
impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se
les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y
se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del
Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les concedía expresarse»
Hch 2:1-4
un Padre nuestro, diez
Ave Marias y una Gloria al Padre
Padre nuestro,
que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el
cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos
dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
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Dios te Salve,
María, llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora
y en la hora de nuestra muerte. Amén(x10)
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Gloria al Padre
y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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Jesús mío, perdónanos; líbranos del fuego del infierno;
lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las
que tienen más necesidad de tu misericordia.